junio 10, 2008

junio 03, 2008

yo + tú + él

pasado = nostalgia


presente = no existe


futuro = promesa

junio 02, 2008

La nada me atrapó

Estudio en la universidad. Podría decir muchas cosas de la universidad. Llevo en ella toda mi vida. Mi vida es una universidad, con su gran entrada, sus largos y altos pasillos, escaleras que suben, luz y olor, gente que pasa y gente que está. Más pasillos, más alturas , ventanas, baldosas, tablones de anuncio, panfletos, puertas, aulas, despachos, compañeros, pupitres, pizarras, profesores, papeles, bolígrafos y lápices, apuntes, libros, cafés, cafeterías, humos, césped y estanque.

Miré por el ballet, nada, no me atrapó, miré por el teatro, nada, no me atrapó, miré por la música, nada, no me atrapó, miré por la universidad, nada, me atrapó. La nada me atrapó. Me intenté desatrapar y antes de conseguirlo me atrapé yo a ella. En el desatrapamiento me dio por escribir pastorales sobre las delicias del desenredo sin final. Luego escribía finales sin principio. Ahora sigo sin ver el final o sigo esperando el final feliz.

junio 01, 2008

La tercera vía


No me gusta lo que veo. Es normal, en los tiempos que corremos, que voy a contar que no se sepa. Todo se sabe ya. Pero hay que buscar las grietas, los pequeños agujeros por los que colarse. Aunque no sepas ni por dónde empezar. Es difícil porque en este mundo tan grande y tan viejo en el que vivimos, las opciones que tenemos son dos y media. La buena, la mala y otra.

No enseñar o no ver no quiere decir que no exista. No definirse o no comprometerse no es igual a no-ser, pero se me hace muy difícil mantenerme. Y estoy de tregua conmigo, comienzo a situarme y a encontrar definiciones.

La otra, la abstracta y confusa, casi muda y oculta, si saliera a la luz, se convertiría en la tercera vía, la de los librepensadores.

A todo aquel que no me acepta en su vida al dilapidar mi vida no entendiendola, a ese tipo de personas, ese tipo de personas que por no definirte o no definirte como ellos, y por tanto exigirte un cambio o rechazarte, a esos necios, les digo: librepensadora (aunque a veces sea débil).

Además del cabreo, de saber que he tenido que tragar con mierdas que no me van y que en esta vida las cosas son así y que hay situaciones y personas que son insorteables (por mucho que uno se crea que está ya de vuelta), me gusta pensar que yo también tengo mi sitio, aunque sea en el medio de lo más alto y de lo más bajo, aunque sea en el mismo medio, en mi medio mediocre y dorado.

Vivir de pie

En los últimos meses me molestan mucho las señoronas de mi portal, que les saludo y no me contestan. Qué mierda les pasa? Mal rollo interno? Importancias? No tienen excusa. Al portero, que tiene sus influencias, bien que le baten las pestañas. Es cuestión de rangos. Y a mí los rangos no me gustan. Sobre todo por el que me toca. Y no es que no me guste el sitio en el que estoy, que es por el que lucho, es que no me gusta que haya gente carcamal (a veces incluso disfrazadas de lo contrario) que por no estar en el lugar “apropiado” vengan a joder. Hay que vivir y dejar vivir. Y si a uno le va de lujo, de ese que se vende y se compra, y lo ha hecho todo según lo previsto, que disfrute y no dude de su “éxito”. Y si acaso, que se apiade de los que no lo han hecho todo tan co-rectamente. Y que no exija nunca sumisión ni alabanzas, que si sus conquistas son verdaderas no necesitará mirarse en más espejo que el de su alma.
No quiero pertenecer a ninguno. Ni al del presidente de la escalera con todo su club de fans, ni al de los marginados. Simplemente no quiero que haya rangos, porque no me ponen, porque no me estimula el presidente, ni su séquito, ni su perfume, ni su vida. Y por supuesto, me niego a vivir arrodillada. Lo intento, pero he perdido algo de equilibrio. Ya no es lo mismo pero igual puedo seguir adelante mucho tiempo, aún habiéndose desplazado agudamente mi vertical hacia el suelo, como la Torre de Pisa, bajándome de las nubes.
Más que un lugar, en lo que me encuentro es en un carril, del que no me quiero apear, aunque sea más complicado y tonto que una prueba de humor amarillo, aunque no sepa si me llevará a algún puerto. Porque no me gustan ni el plan a ni el plan b. Y por preferir, preferiría vivir d pie.


Los que siguen conmigo

Hoy me he despertado pensando que mis sueños, los que siempre he tenido, siguen conmigo.

El otro día no sé dónde leí una frase parecida a: “la vida que vivimos es la que nos define”, o “La vida que vivimos es lo que somos”. Creo que era de Oscar Wilde. Por lo que yo entiendo, él no estaba por la labor de ser y vivir conforme a las normas pero tampoco estaba de acuerdo con rev/b-elarse. Tenía muy clara la línea divisoria entre él y el mundo pero también tenía muy claro que quería formar parte de todo. Por eso, hubiera preferido que la frase fuera algo así como “La vida que vivimos es sólo la vida que nos define ante los demás” y hubiera añadido “y la vida que somos también es la que soñamos”. Yo también quiero formar parte de todo pero creo que el retrato que escondo en mi armario es más bonito que el que saco a pasear. Preferiría mostrar al mundo mi cara más guapa pero la parte de mí que más me gusta, la más salvaje, es la más problemática. Sin embargo, es la más noble y verdadera.

En realidad me he despertado pensando si existirá alguien que pueda vivir sin deseos. Pero no alguien que tiene pena porque su vida ha sido triste y eso ha borrado toda luz de imaginación, sino alguien que tenía deseos y los cumplió. Yo tengo un deseo que no se cumple y que no desaparece y que sé que quiero que se cumpla y que no desaparezca. Creo que la felicidad existe pero si no me toca vivirla quiero soñarla.

Y no me importa pensar que a partir de la línea que me separa del mundo la visión de mí pueda ser estancada, lenta, quieta, encerrada, callada, aburrida… Estoy esperando en movimiento, intentando descubrir aquello que me separa de llegar a lo que sueño.

Una vez alguien me dijo “A ver si te enteras de que la vida no es como a ti te gustaría que fuera”. Tenía razón. A ver si me entero de una vez. Pero yo procuro encontrar la tercera vía, en la que cabe todo, en la que hay doble sentido y no hay señales pero todo fluye. Ni lo mío ni lo de los demás, lo de todos. Quiero vivir la vida como si fuera un sueño y mis sueños como si fueran mi vida. Y no quiero olvidarme nunca de vivir la vida como algo real, que sucede, que pasa pero que se queda de verdad, en algún sitio. Y no quiero relajarme pensando que en un futuro podré arreglar lo que hoy hago mal, porque no se puede.

A veces me duermo con la idea de un destino escrito para mí que todavía no ha llegado. Pero a menudo olvido que no está escrito para mí, sino por mí, y que no está terminado. Yo prefiero pensar que más bien es al comienzo donde se encuentran los errores pero que conforme se va desarrollando, la técnica es cada vez más depurada. Busco un camino más allá de la caverna por el que ascender la escalera que lleva a lo ideal, aunque llegue hasta el infinito y no lo alcance nunca. No se me ocurre mejor camino que el que lleva rumbo a tus sueños, a tu idea del Bien, aunque nunca lleguemos porque al final, todos los caminos llevan a la muerte.

Lo importante es lo que vayas sembrando y recogiendo durante el viaje. Yo alguna cosecha la he tenido horrible. He puesto alguna tierra en barbecho y parece que el descanso y la regeneración hacen que mi huerta sea un poco más florida. Pero también es porque cultivo más acorde con el clima.

NAIMA