agosto 26, 2009

sociedad tonta

Vivimos en una sociedad tonta. Es una sociedad que está llena de tontos. Hasta los más listos, para formar parte de ella, se las tienen que ingeniar no sólo para no parecerlo, sino finalmente para serlo. Los guapos son tontos, los modernos son tontos, los intelectuales son tontos, los artistas son tontos, los jefes son tontos, los subordinados son tontos. La Tontería no perdona a nadie y alcanza a todos por igual. No le limita ni el sexo, ni la edad, ni la clase social. Viene de lejos.
Los que hicieron historia eran unos mediocres. De los de ahora no sé ni cómo pronunciarme. O si lo sé ni me atrevo, primero porque no sé si tengo razón (porque no sé si soy tonta), segunda porque igual me tocaba explicarle a un tonto mis razonamientos, en cuyo caso (estuviera o no yo en lo cierto) no me resolvería.

agosto 24, 2009

El Derecho a la Pereza

Estoy leyendo unos apuntes que hablan del Internacionalismo obrero en España, del anarquismo y del socialismo, de Bakunin y de Marx, de Fanelli y de Lafargue. Lafargue. No sé porqué lo busco en google: internacional obrero Lafargue. No sé ni por qué me meto, es muy arbitrario. Seguramente por rebeldía o por aburrimiento. La primera entrada no me invita y paso a la tercera: la omnipresente wikipedia. Dice así:
Paul Lafargue (Santiago de Cuba, 15 de enero de 1842 - Draveil, 26 de noviembre de 1911)...... casado con la hija de Karl Marx....... Su obra más conocida es `El Derecho a la Pereza´.
El Derecho a la Pereza. Suena muy bien. Ojalá. Ojalá su discurso fortalezca el mío. Pincho en el link:
Lafargue propone alcanzar, mediante la generalización del uso de las máquinas y la reducción de la jornada laboral (a tres horas!!!) , el estadio de los derechos del bienestar con el que culminaría la revolución social y cuya sociedad puede consagrar su tiempo a las ciencias, el arte y la satisfacción de las necesidades humanas elementales.
Pues no. Todavía no. Es un ensayo puramente utópico, fantástico y entrañable. O igual es demasiado moderno incluso para nosotros. Claro, él no se imaginó que después de 129 años (lo redactó en 1880) no hemos bajado de las jornadas oficiales 8 horas y que las máquinas nos tienen esclavizados y atados a ellas. Es casi futurista su proposición en cuanto a la consecución real que conllevarían esos cambios a nivel social, y sin embargo apunta directamente en el centro de uno de los males que vivimos, el de la falta de tiempo, el del tiempo invertido en producir para alimentar la gran maquinaria que nos condena, el del tiempo invertido para no tener tiempo. Consagrar mi tiempo a las ciencias, el arte y la satisfacción de las necesidades humanas elementales? Aquí? Ahora? La máquina es muy grande, es enorme, imparable, y todo lo abarca, lo ortodoxo y lo heterodoxo, lo legal y lo ilegal, la cultura y la contracultura, lo superficial, lo oscuro. No hay espacio en el tiempo de la masa para el ocio.
Pero sí. Aunque no viva esos tiempos soñados por Lafargue, lo quiero, lo quiero, lo quiero, aunque se me vaya la vida en ello, que mejor que perderla en el hastío del camino ajeno perfilado.

agosto 13, 2009

Hasta la saciedad

Esa soy yo, M F Nunca me he cambiado el nombre ni el apellido, en ninguna de sus formas. Ni en el sentido más social, por pertenecer a un colectivo, ni en el aspecto estético, por su sonoridad, ni el artístico, por su evocación. Lo mismo con todo lo demás. Soy M F, ni más, ni menos.

Tengo 31 años. Hace diez me dejaba helada mi falta de compromiso hacia todo, hacia mí misma y hacia el mundo que me rodeaba. Hoy me pone muy triste el no poderme alejar del mundo, tener estampada la verdad en mi cara y que la verdad de este mundo sea la que es.

agosto 12, 2009

Siete años

Pongo el aire, saco hielo, el sol se va… La música y el humo me envuelven y me dejo llevar hasta siete años en el tiempo. Siete años han pasado y han sido los que me han traído hasta hoy. Con 23 sabía dónde estaría ahora y dentro de dos años y quizá de toda la vida.
Estoy escuchando una canción que me lleva a ti. Hace 7 años estábamos perdidas, muy desorientadas, pero sin dejar de lanzar nuestras flechas. Era un desastre. Con todo, con todos y con nosotras. La vida nos llevó a despedirnos. Recuerdo haberte dicho en el baño, poco antes de que todo estallara, que yo estaba comenzando un viaje que sabía que tenía una triste final pero que después de esa historia empezaría una nueva vida que no sabía cómo era, ni cuándo llegaría, ni hacia dónde me llevaría pero que sería mejor o nueva.
En aquella época descubrí ya de forma muy dura y contundente, que lo que soñaba no podía poseerlo. Constaté que los polos opuestos se atraen y que los semejantes se repelen. Querer a un semejante es rechazar y ser rechazado, ofender y ser ofendido, ahuyentar y ser ahuyentado. Convertirse en lo contrario es faltarse a uno mismo. Faltarse a uno mismo es romper el camino a tus sueños. Estas aplastantes revelaciones me llevaron a un callejón sin salida. Para tener lo que quería debía cambiar mi forma de ser y de sentir, pero cambiar suponía distorsionar mis sueños y entonces todo perdía sentido. Sólo pude reafirmarme en mí, aunque no estuviera de acuerdo. Tenía un camino delante y tenía que seguirlo. Tras ese camino hay un nuevo cruce, con cambios de sentido. Lo sé porque tras todo este tiempo de odisea personal he comenzado a ver las señales. Sigo en ruta. Por la selva. Parece que todos los misterios tienen sus claves. A veces un gran enigma se resuelve con un simple manual de instrucciones. A cada trecho nuevos saberes.
Me dijo alguien mayor cuando era pequeña que debía ser fuerte, debía hacerme fuerte para ser yo y para ser libre. Hace siete años fue cuando decidí tomar aquellas palabras como sustanciales. Como soy de naturaleza contemplativa y perezosa, muchas veces se me escapa el tiempo en otros mundos, los que sueño, pero cada vez creo menos que visualizarlos y deleitarme en ellos sea una debilidad. Es más bien una afirmación, es darles cuerpo y forma. De hecho ya les veo la cara, hasta las arrugas, porque conmigo y como yo, se han hecho mayores. Como tú también, supongo. Me he buscado en la voluntad, en la inspiración, en el amor, en los libros, en la soledad, en la calle, en la gente, en las clases medias, en los hijosdeputa, en gente de puta madre y en nada. Me voy encontrando. Por eso te escribo, porque después de este tiempo, después de lo que te dije en el baño -que fue un descubrimiento para mí según lo verbalizaba-, por primera vez veo que he recorrido el trayecto en la dirección indicada. Y que después de todo aquí seguimos. Creo que esto ya te lo dije en una mail el año pasado. Da igual que no nos veamos o que estemos separadas por océanos. Estamos. Todo sigue igual. Nosotras y los demás. Jodidos, o no. No queda nada para el gran cambio. Ya veo las señales.
No notas algo? No crees que vamos a llegar a un lugar que llevamos décadas buscando? Sí, yo lo noto. En nada viviremos en un mundo distinto.

Te das cuenta? hace siete años ya éramos peces y no lo sabíamos. Nadábamos en un mar de aguas turbulentas y nos dejamos arrastrar por la corriente. La marea nos alejó para llevarnos ahora de vuelta a la orilla. Hoy el sol nos mira a la cara. Los sientes así? Yo sí lo siento.