diciembre 10, 2010

Música para flores tristes

No querría ponerme triste o cursi pero escuché una música y me llenó de un sentimiento roto. Ahora es todo profundamente solemne. Ayer me encontré con una flor liviana como la brisa, una flor de años que no enveje por resistencia, que escondió su atardecer. Yo creí que con los años me volvería más mentirosa, me gustaría la mentira, y así lo deseaba. Las flores también se convierten en polvo y no he podido ni querido olvidarlo.

Flor, al final cada nota musical hace mella en tí. Mejor dejar que cada pétalo caiga a su debido tiempo, según se impongan, que si los sujetas con puros almizcles, un día, un soplo de aire los arranca todos de golpe. Un viento huracanado que convierte lo cálido en terror.

Flor, cierra los ojos, y dime qué ves. Es polvo o nada, no es físico y casi no se puede tocar. Eres tú. No te sientas afectada. La soberbia cede ante la gravedad pero si la dejas en el suelo ya nunca más caerá.

Flor, mejor ponte triste ahora y no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, no dejes que tu gorrión se convierta en cuervo. ¿Sientes cómo se te clava cada una de las notas de esa música triste? conectan con la masa gris que dice la verdad.

Flor, no te trates tan mal y no me trates tan mal. Que siento cómo cuchicheas ante cada una de las briznas de mala hierba y capullos que alimentan tus vanidosas raíces. Háblales de tí y cuéntales todos tus secretos. Diles lo que tienes escondido. Y vete a dormir y despierta mañana como si fuera mañana y no ayer. Y vive con la melancolía como si así fuera la vida porque esta es la belleza del invierno.