junio 01, 2008

Los que siguen conmigo

Hoy me he despertado pensando que mis sueños, los que siempre he tenido, siguen conmigo.

El otro día no sé dónde leí una frase parecida a: “la vida que vivimos es la que nos define”, o “La vida que vivimos es lo que somos”. Creo que era de Oscar Wilde. Por lo que yo entiendo, él no estaba por la labor de ser y vivir conforme a las normas pero tampoco estaba de acuerdo con rev/b-elarse. Tenía muy clara la línea divisoria entre él y el mundo pero también tenía muy claro que quería formar parte de todo. Por eso, hubiera preferido que la frase fuera algo así como “La vida que vivimos es sólo la vida que nos define ante los demás” y hubiera añadido “y la vida que somos también es la que soñamos”. Yo también quiero formar parte de todo pero creo que el retrato que escondo en mi armario es más bonito que el que saco a pasear. Preferiría mostrar al mundo mi cara más guapa pero la parte de mí que más me gusta, la más salvaje, es la más problemática. Sin embargo, es la más noble y verdadera.

En realidad me he despertado pensando si existirá alguien que pueda vivir sin deseos. Pero no alguien que tiene pena porque su vida ha sido triste y eso ha borrado toda luz de imaginación, sino alguien que tenía deseos y los cumplió. Yo tengo un deseo que no se cumple y que no desaparece y que sé que quiero que se cumpla y que no desaparezca. Creo que la felicidad existe pero si no me toca vivirla quiero soñarla.

Y no me importa pensar que a partir de la línea que me separa del mundo la visión de mí pueda ser estancada, lenta, quieta, encerrada, callada, aburrida… Estoy esperando en movimiento, intentando descubrir aquello que me separa de llegar a lo que sueño.

Una vez alguien me dijo “A ver si te enteras de que la vida no es como a ti te gustaría que fuera”. Tenía razón. A ver si me entero de una vez. Pero yo procuro encontrar la tercera vía, en la que cabe todo, en la que hay doble sentido y no hay señales pero todo fluye. Ni lo mío ni lo de los demás, lo de todos. Quiero vivir la vida como si fuera un sueño y mis sueños como si fueran mi vida. Y no quiero olvidarme nunca de vivir la vida como algo real, que sucede, que pasa pero que se queda de verdad, en algún sitio. Y no quiero relajarme pensando que en un futuro podré arreglar lo que hoy hago mal, porque no se puede.

A veces me duermo con la idea de un destino escrito para mí que todavía no ha llegado. Pero a menudo olvido que no está escrito para mí, sino por mí, y que no está terminado. Yo prefiero pensar que más bien es al comienzo donde se encuentran los errores pero que conforme se va desarrollando, la técnica es cada vez más depurada. Busco un camino más allá de la caverna por el que ascender la escalera que lleva a lo ideal, aunque llegue hasta el infinito y no lo alcance nunca. No se me ocurre mejor camino que el que lleva rumbo a tus sueños, a tu idea del Bien, aunque nunca lleguemos porque al final, todos los caminos llevan a la muerte.

Lo importante es lo que vayas sembrando y recogiendo durante el viaje. Yo alguna cosecha la he tenido horrible. He puesto alguna tierra en barbecho y parece que el descanso y la regeneración hacen que mi huerta sea un poco más florida. Pero también es porque cultivo más acorde con el clima.