junio 01, 2008

Vivir de pie

En los últimos meses me molestan mucho las señoronas de mi portal, que les saludo y no me contestan. Qué mierda les pasa? Mal rollo interno? Importancias? No tienen excusa. Al portero, que tiene sus influencias, bien que le baten las pestañas. Es cuestión de rangos. Y a mí los rangos no me gustan. Sobre todo por el que me toca. Y no es que no me guste el sitio en el que estoy, que es por el que lucho, es que no me gusta que haya gente carcamal (a veces incluso disfrazadas de lo contrario) que por no estar en el lugar “apropiado” vengan a joder. Hay que vivir y dejar vivir. Y si a uno le va de lujo, de ese que se vende y se compra, y lo ha hecho todo según lo previsto, que disfrute y no dude de su “éxito”. Y si acaso, que se apiade de los que no lo han hecho todo tan co-rectamente. Y que no exija nunca sumisión ni alabanzas, que si sus conquistas son verdaderas no necesitará mirarse en más espejo que el de su alma.
No quiero pertenecer a ninguno. Ni al del presidente de la escalera con todo su club de fans, ni al de los marginados. Simplemente no quiero que haya rangos, porque no me ponen, porque no me estimula el presidente, ni su séquito, ni su perfume, ni su vida. Y por supuesto, me niego a vivir arrodillada. Lo intento, pero he perdido algo de equilibrio. Ya no es lo mismo pero igual puedo seguir adelante mucho tiempo, aún habiéndose desplazado agudamente mi vertical hacia el suelo, como la Torre de Pisa, bajándome de las nubes.
Más que un lugar, en lo que me encuentro es en un carril, del que no me quiero apear, aunque sea más complicado y tonto que una prueba de humor amarillo, aunque no sepa si me llevará a algún puerto. Porque no me gustan ni el plan a ni el plan b. Y por preferir, preferiría vivir d pie.